Esta es la emotiva e increíble historia de una heroína, María López Sánchez, de 18 años de edad y alumna de 1º de Cuidados Auxiliares de Enfermería en el C.P.I.F.P. Aynadamar de Granada.
El día 23 de noviembre de 2018, sobre las cinco de la tarde, María se encontraba viajando en el metro de Granada dirección a Armilla, al menos a un par de paradas anteriores al PTS. Se encontraba al principio del vagón, el cual iba bastante lleno de gente, cuando oyó a una chica pedir auxilio y al mirar entrevió y oyó a la madre gritando “¡ay mi hijo, que se ahoga! ¡que se ahoga!” y dándole palmadas en la cara.
María, sin pensarlo dos veces y ante la pasividad de los muchos ocupantes del vagón, dejó todas sus cosas en el suelo del lugar en el que viajaba y acudió corriendo para ver si podía ayudar.
Al acercarse observó al niño enrojecido, llevándose las manos al cuello; un señor mayor hablaba por teléfono todo nervioso, moviéndose de un lado al otro; el niño estaba cambiando de color de rojo a morado, en ese momento María no dudo en aplicar los conocimientos que había adquirido en una salida extraescolar que hizo al Polideportivo de los Paseíllos Universitarios, asistió a las Jornadas Masivas de Reanimación Cardiopulmonar (CARDIOMARATÓN 061) el pasado 16 de octubre, Día Europeo de la Actuación ante la Parada Cardíaca, donde recibió una charla de una hora de duración en relación a los primeros auxilios. Así pues, María cogió y sentó al niño en sus piernas y ya muy morado y con los ojos vueltos comenzó a aplicarle la maniobra de Heimlich. Esto hizo que el niño vomitara y así expulsara un caramelo con el que se había atragantado. El niño comenzó a recuperarse y en cuanto pudo hablar le dijo: “gracias por ayudarme”.
Poca gente de su edad puede tener la valentía de hacer lo que ella hizo. Nos llena de satisfacción el saber que hay gente de su edad tan comprometida.